Este es el cartel anunciador de las XIV Jornadas musulmano cristianas de Zalamea la Real que tendrán lugar de 12 al 14 de Julio de 2018.
Un excelente cartel que ha ideado y diseñado nuestro amigo y colaborador José Manuel Vázquez Lazo, al que hemos pedido que nos explique los motivos y el contenido del mismo. Reproducimos a continuación su respuesta, no sin antes darle publicamente las gracias por su trabajo y felicitarle por tan original y estupenda obra de arte y diseño.
Cartel anunciador de las XIV Jornadas
El principal objetivo de un cartel anunciador no es otro que ofrecer una información nítida de lo que se está divulgando. Y en un momento en el que el ciudadano está siendo continuamente bombardeado con publicidad, debemos hacernos hueco con un diseño que, a priori, llame la atención del receptor con el primer golpe de visionado. Así, la imagen central del propio cartel, el colorido del mismo, y la división de éste en tres bloques, entendemos que puede favorecer dicha premisa.
Así, vayamos por partes:
Bloque central
El más amplio, el más atrayente. Observamos el rostro dual de una persona que comparte los atuendos propios de las dos culturas que pretendemos aunar en estar jornadas, esto es, la cristiana y la musulmana (un yelmo y un turbante, simplificación básica del atuendo). Una sola persona, dos culturas. El ser humano en sus múltiples facetas. Pero al fin y al cabo, la misma persona. Somos herederos de la interacción cultural creada en la Edad Media y este hecho es más que evidente.
La imagen del rostro se acompaña de un mensaje fundamental para los tiempos que corren: Pax Vobiscum-Salam Aleikum. La paz con vosotros. Estamos, vivimos y somos Zalamea, La Pacifica.
Son necesarios los gestos de integración cultural en una época en que los fundamentalismos pretenden abrir una brecha donde sólo hay formas diferentes de adorar a un mismo Dios. Además, debemos potenciar los procesos de amalgama cultural producidos en la Edad Media, que si bien están bajo la sombra de los conflictos bélicos entre cristianos, que se expandían hacia el sur, y musulmanes, que lo hacían hacia el norte, existen multitud de ejemplos de coexistencia pacífica entre ambas culturas (Escuela de Traductores de Toledo, por ejemplo). Además, no olvidemos observar estas luchas como procesos geopolíticos, más allá de choque entre culturas (el mismo Alfonso X conquistó el Reino de Murcia con la ayuda inestimable de caudillos musulmanes).
Y flanqueando la imagen central, un elemento fundamental para reconocer nuestra historia: el origen toponímico de nuestra Zalamea. A la derecha, el principal vestigio que conservamos de época musulmana, es decir, el nombre: Salameh, sobre la media luna símbolo del Islam. A la izquierda, su castellanización: Çalamea, tal como lo encontramos en los Privilegios Rodados de 1279, 1280 y 1284, donde por primera vez aparece el nombre de nuestro pueblo en un documento escrito, sobre una cruz griega, símbolo del Cristianismo y de la expansión del Evangelio por los cuatro puntos cardinales.
Bloque superior
Sobre la efigie central, el cielo se cubre de una muralla de castillo, que enfatiza la caracterización medieval de este festejo. La inversión de la imagen es puramente estética, para ofrecer, con la distorsión, la percepción extraordinaria que durante unos días se vive en Zalamea la Real.
Al fondo, donde se unen las murallas, una puerta ocupada por el Árbol del Conocimiento con la inscripción Rex excelsus qui scientiam diliget (Rey excelso que cultiva la ciencia), una muestra de la dedicatoria que el notario italiano Egidio Tebaldi dedicó a su protector Alfonso X, en su traducción del Quadripartitum de Claudio Ptolomeo. Aquí lo utilizamos como reconocimiento a la figura del Rey Sabio, figura fundamental en la puesta en escena de nuestras jornadas.
Bloque Inferior
La zona inferior muestra el cuándo y el dónde. Así, el lugar se representa por un perfil de Zalamea la Real, con el elemento emblemático de nuestra fisionomía, la torre de Vermondo Resta, del siglo XVII en el centro de la imagen. Además, sobre él observamos una serie de diez estandartes y pendones de orden medieval que, cambiando las enseñas militares y religiosas propias de su cometido por instrumentos musicales de época, contribuimos a la premisa de dar énfasis a la música y otros elementos lúdicos, frente a las alegorías belicistas. El variado color de los mismos ofrece una visión agradable del conjunto.
El bloque se completa con el texto que nos informa del evento y la fecha del mismo.
Y al margen de todo, el cartel muestra el color azul del fondo, que nos muestra lo divino, la fantasía, o la ilusión de un festejo que llena de calor, valga la paradoja, las noches de julio zalameñas. Los actos comienzan hacia el crepúsculo, en esa hora azul que conocen los fotógrafos, que satura el azul del cielo al pasar de la tarde a la noche, y los cálidos del ocaso. El cielo se muestra estrellado y se acompaña de la luna de julio que invita a disfrutar de un encuentro singular para propios y extraños en nuestro pueblo, Zalamea la Real.
José Manuel Vázquez Lazo